Por su enorme interés y porque esta Sección Sindical suscribimos al 100% el contenido y la intención de la misma, compartimos con toda la Plantilla una carta que nos ha remitido una persona afiliada, que esperamos sirva no sólo para reflexionar, sino para reaccionar.
De paso, si alguien todavía no ha contestado la encuesta de Experiencia del Empleado/a que se anime y valore sus respuestas tras esta lectura.


Lo sé, lo primero que has pensado es en la intención por mi parte de tirar de ironía con el título. Todo lo contrario, es un agradecimiento sincero. Me explico:
Yo era una de tantas personas que trabajaba con ilusión, expectativas y con un fortísimo sentimiento de pertenencia. Sacrificaba mi vida personal por algo en lo que creía, y dediqué horas y grandes esfuerzos a ello a costa (literalmente) de mi Salud.
Defendía ante la clientela, compañeras y compañeros, familiares, amistades y personas conocidas a la Entidad, como si fuera mía, con orgullo y convencimiento. Y era feliz.
Ahora, siento que todo es excepcional, urgente, fundamental y hay una desmedida tensión en todos los niveles, pero…
Cuando todo es excepcional, pasa a ser rutinario.
Cuando todo es urgente, pasa a ser no prioritario.
Cuando todo es fundamental, pasa a ser no importante.
Cuando hay tensión por todo, nada es tensionable.
Cuando la jornada laboral consiste, en una buena parte, en justificar lo no hecho y, cuando con medios personales ínfimos tenemos que hacer más, cuando las herramientas y procesos proporcionados sólo entorpecen…
Cuando ves que todo lo realizado no vale para nada, cuando miras alrededor y te sientes en soledad, cuando cada reporting no acorde se convierte en amenazas y palabras que te hacen sentir inútil y te hacen dudar de tu valía como profesional y como persona… paras y piensas. Piensas en que algo falla, no sabes qué estás haciendo mal, porque nadie te lo dice.
Por supervivencia o necesidad, empiezas a apoyarte más en aquello que, durante años, tenías descuidado: familia, amistades, tú mismo… y encuentras el apoyo, cariño y el feed-back que durante mucho tiempo te ha faltado. Y ese nuevo TÜ te gusta mucho más que el anterior. Vuelves a ser feliz.
Porque sí, porque encuentras de nuevo la felicidad de 15:00 a 8:00 (o de 19:00 a 8:00 los jueves de invierno). Porque ahora sabes lo que realmente importa y lo que estará ahí cuando lo necesites.
Porque mi dedicación a este trabajo seguirá siendo óptima, ya que es lo justo puesto que me pagan puntualmente, pero no me vuelvo a jugar la Salud, la familia, las amistades o mi vida personal, por algo a lo que no le importo en absoluto.
Espero que ahora entiendas que el título de mi escrito no es en absoluto irónico ya que, al igual que el protagonista de la película “Ejecutivo Agresivo”, no he sido capaz de ver la terapia de choque del Liderazgo inspirador hasta casi el final de la historia.

Firmado: Uno de Tantos


Postdata: Cumplid vuestras amenazas, me haréis un gran favor.